Silfos nocturnos, fuegos fatuos y comerrocas, una tortuga gigante, un monstruo proteico y un dragón de la suerte, oráculos y esfinges, hombres lobo, brujas y vampiros, tres niños (una emperatriz, un héroe y un lector apasionado), y muchas otras criaturas fantásticas, hacen de La historia interminable un impulso para soñar y viajar. Es también un texto que estimula el pensamiento. ¿Me acompañas a desentrañar sus tesoros filosóficos?
Conocimiento teórico y sabiduría práctica
En el capítulo anterior, Atreyu recibió la mordida venenosa de Ygrámul, el Múltiple, como condición para desplazarse mágicamente al Oráculo del Sur. En Los Dos Colonos (quinto capítulo de La historia interminable), Atreyu vuelve en sí después de un brutal desvanecimiento y descubre que, efectivamente, se encuentra cerca del recinto donde vive la misteriosa Uyulala, a quien debe consultar para saber cómo ayudar a la Emperatriz Infantil. Pero antes debe sanar y recibir las indicaciones para traspasar las tres puertas. La curandera Urgl lo salvará de la muerte y el científico Énguivuck lo instruirá.
Además de la historia, que es fascinante, el Capítulo V aborda varios tópicos filosóficos: la suerte y la esperanza como poderes para superar las circunstancias más difíciles, la relevancia de los asuntos ordinarios de la existencia, el dolor como signo inequívoco de vida. En esta sexta entrega de La filosofía interminable de Ende, nos sumergimos en dicho apartado para reflexionar en torno a la complementariedad y contraposición entre el saber práctico y el saber especulativo.
De manera muy bella, Michael Ende nos presenta una pareja de gnomos con rencillas constantes pero que, en el fondo, mantienen una amorosa cohesión. La mujer se llama Urgl y el hombre Énguivuck.
Un acercamiento hermenéutico nos permite comprender que ella es símbolo de la sabiduría práctica y él del conocimiento teórico: ella trabaja con sus manos y compone remedios salutíferos, él recurre a telescopios y entrevistas para interpretar el mundo; ella toca y manipula, él mira a lo lejos; ella cuida y sana, él alecciona y cuestiona.
Reproduzcamos un diálogo representativo:
“—Mujer —rezongó el hombrecillo—, ¡quítate de la luz! No me dejas estudiar.
—¡Tú y tus estudios! —respondió la mujercita—. ¿A quién le interesan? Lo que importa ahora es que se cueza mi elixir mágico. Esos dos de ahí afuera lo necesitan.
—Esos dos de ahí afuera —repuso el hombrecillo irritado— necesitarán mucho más de mi ayuda y mis consejos.
—… pero sólo cuando estén bien. ¡Déjame sitio, viejo!” (Ende, 2022, p. 97).
Recordemos que Atreyu y Fújur (“esos dos de ahí afuera” de los que hablan) están convalecientes y los gnomos discuten sobre qué es lo más importante: para Énguivuck es el estudio y los consejos que le dará a Atreyu, para Urgl la preparación de la medicina. El científico cede pues reconoce, aun a regañadientes, que lo primordial es la vida.
La postura de Énguivuck es similar a la de Aristóteles (1984): aunque la contemplación intelectiva es superior, la experiencia y la técnica tienen mayor efectividad práctica y, de hecho, el desarrollo de la filosofía y la ciencia presupone la satisfacción de las necesidades básicas.
En cambio, Urgl se identifica con Sor Juana Inés de la Cruz quien habla de “filosofías de cocina”, de “filosofar y aderezar la cena” y asegura que “si Aristóteles hubiera guisado, mucho más hubiera escrito” (De la Cruz, 2019, p.308).
Vemos a ambos personajes descalificarse mutuamente:
Deberías hacer algo útil, “en lugar de estar ahí diciendo bobadas”, le espeta Urgl a Énguivuck. A lo que éste responde: “estoy haciendo algo muy útil, seguramente más útil que tú, pero eso no puedes comprenderlo, ¡so boba!” (Ende, 2022, p. 110).
La mujer se queja de que a él no le interesa nada, sólo sus estudios: “de dónde pueda venir la comida no le preocupa” (Ende, 2022, p. 106). Él sostiene que ella no sabe discernir lo verdaderamente importante, “sólo sabe pensar en cosas prácticas. Para los grandes conceptos no está dotada” (Ende, 2022, p. 110). Incluso la hace llorar.
Al final, ambos se aprecian y saben hacerse a un lado cuando es el turno del otro.
Sin embargo, parece que Ende se inclina por Urgl, la curandera.
Vemos, por una parte, que la mujer encarna la prudencia y la preeminencia de lo elemental: “¡Sandeces! —refunfuñó la viejecita—. Con prisas no se hace nada. ¡Siéntate! ¡Come! ¡Bebe!”, “ante todo tiene que comer y beber” (Ende, 2022, p. 105).
Por otra parte, se nos muestra la presunción y la inutilidad de la ciencia:
Énguivuck se ofende porque Atreyu nunca ha oído hablar de él: “seguramente no te mueves en los medios científicos” (Ende, 2022, p. 99) y evidencia que todo lo que “sabe” es porque otros se lo han dicho pues es incapaz de vivir la experiencia: “Yo trabajo científicamente. He reunido los informes de todos (…) ¡Es un trabajo importantísimo! No puedo permitirme correr riesgos personales. Eso podría afectar a mi obra.” (Ende, 2022, p. 107). Al final, cuando Atreyu le da la clave para desentrañar el misterio de Uyulala, ésta ha dejado de existir.
En esta entrega no abordamos todas las cuestiones filosóficas que se tocan en el Capítulo V de La historia interminable. Ya habrá ocasión para hablar de ellas. Pero queda claro que nos da elementos para indagar en torno a la contraposición y complementariedad entre teoría y práctica y nos sugiere revalorar lo más básico de la existencia.
Referencias.
Aristóteles (1994). Metafísica. Gredos.
De la Cruz, Sor Juana Inés (2019). Respuesta de la poetisa a la muy ilustre sor Filotea de la Cruz, en Vallés, Alejandro (2019). Sor Filotea y Sor Juana. FOEM.
Ende, Michael (2022). La historia interminable. Alfaguara.
Imagen de la entrada: «Mente y corazón, en camino al umbral», autor: Tomás “Yami” Hernández.